En las ciudades la mayoría de los árboles son situados por los humanos de forma imperativa, son numerados y confinados a la porción de espacio que los planes de ordenamiento territorial decretan, contrario a lo que sucede en lugares menos intervenidos en los que la dispersión de éstos, obedece a una lógica, y porque no decirlo, inteligencia ecosistémica. 

Los Cerros orientales de Bogotá, históricamente han vivido varias etapas de transformación de sus condiciones ecológicas, debido al aprovechamiento de sus recursos naturales para la construcción de la ciudad. Algunas crónicas cuentan como estas montañas han sido depredadas por la relación y la interacción que establecimos desde modelos coloniales. Durante el siglo XIX se talaron arboles y bosques nativos para obtener la madera como recurso. 

Hoy los cerros, hacen parte indiscutible del paisaje verde bogotano. Sin embargo, esto es a causa de un proceso de reforestación desde los años cincuenta para adelante, en la que se introdujeron especies foráneas, como el eucalipto traído de Australia, el pino pátula de México y la acacia negra (Acacia decurrens). Esto mejoro el aspecto visual de la ciudad, pero ha sido problemático y puesto en cuestión desde varias perspectivas de restauración. 

Por otro lado, bajo la pregunta ¿de qué otras formas podemos relacionarnos con aquello vivo –no humano? en este caso los árboles, encontré a través de la práctica de observación y estudio de las termitas; formas milenarias, en las que estas han desarrollado sistemas complejos de interacción, logrando un equilibrio entre consumo de recursos (madera muerta) y prácticas de deshecho (construcción de sus termiteras) completamente distantes a las que los humanos solemos utilizar. Esto no quiere decir que el modelo de civilización de estos insectos sea del todo amable, pero sí, inteligente con respecto a relacionarse con el entorno desde una perspectiva jerárquicamente horizontal. Metafóricamente las termitas son el intersticio que hace posible esa importante parte de un ciclo, de transformar la materia que muere y se descompone para construir un mundo nuevo.

En este proyecto procuro a través de su lógica devenir termita; El jardín botánico de Bogotá se hace cargo del manejo silvicultural de la ciudad a través de la poda y la tala de árboles muertos o en situación de riesgo, enlazado a Promoambiental Distrito SAS quien se encarga de la consecución de los desechos orgánicos para el aprovechamiento. Busco e interactúo con aquellos arboles que mueren y están destinados a tala, cortando tallo a tallo sus restos. Esta acción será registrada para luego ser revertirla por medio de la imagen.  ​​​​​​​
Tallo a tallo 
Grano a grano

Video proyección sobre la estructura

 
Simulación de degradación de materia vegetal y construcción de estructuras similes de termitero)
Los residuos de las podas y tala de árboles se someten a trituración hasta conseguir viruta y aserrín. Este se mezcla con barro, arena y carboxilmetilcelulosa (CMC), con lo que se genera una masilla plástica para dar forma a la textura de termitera. Al secarse, adquiere gran dureza

Ejemplo de montaje de estructuras con video proyección.

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