Colaboración con grupo de Vacas*
*Vainilla, Bruna, Blue, Toronja, Celeste, Valentina, Milonga, Paloma, Zamba, Bianca, Zarzamora, Morita, Campanita, Salome, Virginia, Tangelo, Dalila, Brasilia, Amapola, Zahara, Arya, Amelia, Naranja, Lupe, Zafiro, Bianca, Pandora, Alicia, Isabella, Valquiria, Alelí, Violeta, Gastón, Vodka, Nutella, Zoé, Nachito, Brunette, Braulio, Zaulo, Maracuya, Melcocha, Donatella, Velvet, Berry, Sally, Tundra, Zion, Lady, Maite, Zanahoria y Primavera.
El acicalamiento social es un comportamiento común entre los rebaños de vacas. Esta actividad, se basa en lamer principalmente la cabeza y el cuello de otras integrantes del grupo, por ser partes del cuerpo difíciles de alcanzar por sí mismas. La lengua en este territorio también tiene la función de limpiar, apartar la molestia que generan las moscas y otros insectos, entregar el placer. Pero sobre todo, la lengua es quien cimenta los vínculos sociales, trae a la cotidianidad la reciprocidad, la cooperación, la familiaridad y la remembranza de los primeros contactos con la madre al salir del vientre. En este lugar dedicado a la producción de leche, todas son madres, y en ocasiones, son madres que pierden a sus hijos, especialmente machos, pues las hembras pasan a ser nuevas integrantes de la vacada.
Junto a otras interacciones como el topeteo (golpear con la cabeza), el acicalamiento puede expresar cómo está organizado el grupo en su estructura jerárquica. Vacas dominantes y vacas subordinadas hacen fila para entrar al ordeño, se ordenan para establecer quién bebe agua en primer lugar y al abrir la cerca en la mañana se distribuyen la hierba fresca. La edad, la popularidad o la antigüedad en el grupo pueden ser los factores que definen sus rangos de jerarquía. Las vacas suelen acicalar a las compañeras que tienen una edad similar, es decir, que en la lengua reposan las memorias de crecer junto a las otras.
Territorio en contención consiste en una serie de intervenciones site-specific en un grupo de bovinos que son usados como sujetos de estudio y para la industria de leche y carne. Por medio de la creación de dispositivos para acicalar y ser acicalado, fundo un vínculo táctil con este grupo de vacas que habitan en medio de Bogotá. Es aquí donde encuentro la forma de acoplarme a su sistema social.
Consta de 4 capítulos
1. Antropo- prótesis
2. Membrana
3. El acicaladero
4. Prótesis Bovinas
Con el paso del tiempo, mi intervención empieza a implicar un beneficio, un instrumento o una molestia, por el que empezarán a reclamar una posición en su estructura social. En apariencia, parece sólo un gesto afectivo, pero el acicalamiento es también un lenguaje de adquisición y adjudicación de poder.
Este -Territorio en contención- persigue la transfiguración de la posición impuesta como “humano” para introducirme como otra presencia posible.
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Capitulo I
Antropo-prótesis
En la primera intervención, uso las Antropo-prótesis. Estas herramientas están construidas con sapán (Clathrotropis brunnea), un árbol nativo colombiano cuya corteza tiene propiedades medicinales para llagas de la piel, y parásitos como las garrapatas. La interacción genera tejidos a partir del pelo muerto colectado por el acicalamiento, y constituyen la materia prima para la elaboración de objetos escultóricos, que son además, los testigos materiales del relacionamiento con algunas de las vacas, a lo largo de varios meses. Por medio de esta práctica que se torna cotidiana, se empieza a develar la estructura jerárquica.
Sapán para la herida colonial
Cataplasma para la llaga persistente.
Capitulo II
Membrana
En segundo lugar está Membrana, un dispositivo que busca un segundo espacio de vinculación táctil. Millones de hilos de esparto (Juncus ramboi colombianus) se concentran en cientos de atados para la elaboración de un ajuar. Esta especie fue cosechada por Mardoqueo Ladino, quién hace aprovechamiento de la fibra de manera sostenible para la elaboración de cestería tradicional en Boyacá. El ajuar es creado en diferentes encuentros de práctica escultórica junto a Carolina Sánchez, mi madre. Los bovinos, el esparto y mi cuerpo fecundan un nuevo nodo de interacción en el que las vacas puedan acicalarse a sí mismas en el cuello y la cabeza. Cada atado de éste ajuar presiona una parte específica de mi cuerpo. Entonces el esparto, es quien indica los puntos de conectividad entre mi morfología y la de los animales. Un ejercicio vivo de anatomía comparada. Al igual que la lengua de las vacas busco que en mi cuerpo se sitúen las memorias de este encuentro.
Capitulo III
El Acicaladero
(Proximamente)
El Acicaladero propone desmantelar la morfología viva de mi cuerpo para devenir en objetos utilizados por los Bovinos y percibir la interacción animal a través del tacto inanimado.
Capitulo IV
Prótesis Bovina
(Proximamente)
Por último, Las Prótesis Bovinas cierran el círculo de interacción: los animales serán portadores de dispositivos concebidos para acicalarme a mí y a otros "humanos".
Mi agradecimiento a aquellas personas que han cooperado y co-creado en este proyecto con su fuerza, espíritu, manos y pezuñas: Clínica de reproducción animal de la Universidad Nacional de Colombia, sus estudiantes y sus profesores, Doctora Claudia Jiménez, Doctor Jorge Zambrano, Doctora Catalina Cobaleda, Alexis Yaya, Carolina Sánchez, Juan Rodríguez, Eulalia de Valdenebro, Santiago Martínez Medina, Marisol de la Cadena, Nayibe, Mardoqueo Ladino y su madre Lilia María Pineda, Mariana Charry, Nelson Vásquez, el hato bovino de la Universidad Nacional de Colombia, la sabana de Bogotá y el páramo de Güina.